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viernes, 13 de junio de 2008

El Saber Interior

Limitamos nuestra creatividad y nuestra vida diciendo que no sabemos o dudando del conocimiento intuitivo. La peor de las abominaciones es la frase:”No se”.Recuerda: eres un ser de proporciones divinas, nacido de la Mente de Dios, somos esencialmente conciencia y energía, por lo tanto Dios encarnado puesto que el Padre y el hijo son una misma cosa. Somos dioses y como hijos de Dios, tenemos la capacidad de saber todo lo habido y por haber. La puerta que nos abre hasta ese conocimiento es simplemente decir:”Yo sè”, y la realidad correspondiente pronto aparecerá. Puede tardar momentos, o quizás días, pero llegará. Siempre lo hace, pues la palabra “saber” es absoluta y convierte tus deseos en absolutos. Ese pensamiento de saber, sentido en tu alma, se manifiesta dentro del ser para abrir la pituitaria, permitiendo que se reciban los pensamientos mas elevados. “SABER” es la puerta que permite que el río del pensamiento de Dios fluya hacia ti en una corriente ilimitada. “Yo soy la puerta a la revelación progresiva de los planos de conciencia siempre ascendentes”.

Ahora, el saber interior no es una creencia. La creencia es una conjetura; el saber interior es absoluto. La única cosa que te da conocimiento es saber.
Cuando crees en algo, el alma entiende que la palabra “creer” significa realmente que alguien – incluso tu propio Yo – esta abrumándote para convencerte de una verdad de la que no tienes conciencia ni certeza, pues esa verdad no se ha convertido en una realidad experimentada.
Yo no te pido que creas en nada. Yo quiero que sepas…. Estar iluminado es saber, sin duda, creencia, fé o esperanza. Todas estas cosas son conjeturas. Mientras creas o tengas fé en algo, eso nunca será. El saber lo hace absoluto, y eso hace que lo que uno sabe se manifieste. Atraves de la manifestación del pensamiento realizado en una experiencia, el entendimiento te sucederá, y entonces es una parte de tu ser y no algo de lo que debes convencerte.
El saber absoluto es el creador de la totalidad de tu reino. Para poseer la totalidad del saber basta decir: “yo sé”. Nunca dudes o vaciles. Sabe, absolutamente. Cada vez que dices: “yo sé “, eso es un pensamiento de certeza que se siente en tu ser, lo que da lugar a que ocurra ese saber. El genio ocurre cuando abres la puerta del saber interior para que tomen forma creativa pensamientos más sublimes. Unificar el ser, al alma y al espíritu es despertar la suprema conciencia de quien es realmente quien se esconde detrás del humano. Conocer al Padre es conocer la totalidad de todos los reinos dimensionales, conquistando, conociendo y amando cada reino podrás conocer la eternidad. Háblale al señor Dios de tu ser; el te escuchará. Cuando lo haces, es un señor, un Dios, un Maestro el que te habla. Cuando le digas que recuerde, recordará. Cuando le pidas que sea más grandioso, lo hará. Y cuando desees desde el Señor Dios de tu ser poseer entendimiento ilimitado, abrirá tu mente para permitir que sientas en tu cuerpo las frecuencias de pensamiento mas altas, y así proporcionar el saber interior. Es lo único que tienes que hacer: Ordenar que así sea. Y cuando lleguen los sentimientos que electricen tu ser hasta un mayor entendimiento da gracias al Dios que vive en tì por tal sencillez.

¿Cómo puedes obtener un mejor entendimiento de todo lo que existe? Sabe que tú eres. Tu manera de hablar y de pensar determina cuánto te permites saber. No digas: “ojalà supiera más”, pues así nunca lo harás. Y no digas “tratare de saber más”, pues tratando nunca se consigue. Y tampoco digas: “busco saber más”, por que buscando nunca se encuentra. Di: “desde el señor Dios de mi ser, yo sé ahora todo lo que hay que saber en este momento. ¡Que así sea!”. Y espera la respuesta. Aunque no te dès cuenta en ese momento de que es lo que deseas saber, el decir “Yo sé” abre la puerta que ocurra ese entendimiento. Eso es todo lo que tienes que decir, y el saber llegará.
¿Cómo aceleras la manifestación de tus deseos? Sabiendo. El saber es la puerta que permite que el reino de los cielos despliegue su abundancia dentro del reino del YO. Saber que un deseo, cualquiera que éste sea, ya ha sido realizado, amplifica el pensamiento de tu deseo, lo envía atraves de tu campo aurico hasta el flujo de conciencia de Dios, y manifiesta tu deseo para que puedas ser el receptor de su consumación.

Si dices firmemente: “Desde el señor Dios de mi ser, ahora se la respuesta de eso y estoy listo para recibirla. ¡Que así sea! “, esto hace que tu saber interior lo resuelva. Aunque la manifestación no aparezca al momento, la puerta permanece abierta para que ello se realice en una experiencia de la cual se obtendrá sabiduría. Tu ser se ajustará rápidamente para convertirte en aquello que ahora sabes. No tienes que esforzarte para alcanzar eso. No tienes que buscarlo o luchar por eso. No tienes que realizar rituales ni cánticos para obtenerlo. Simplemente saber. Cuando sabes estas en un estado receptivo para tener la conciencia de ello.
La verdad es que todas las cosas ya son tuyas. Cuando sabes que lo son, entonces están disponibles para tì. Debes entender que el principal dador de todo lo que necesitas eres tu y tu capacidad de recibir todo lo que quieres.
El modo de recibir tus deseos es simplemente saber que es lo que quieres y saber que te mereces conseguirlo. El saber es la verdad, es el dador, es tu futuro. Y cuando digas algo, sabe que así es. Cualquier cosa que quieras, puedes tenerla, simplemente sabiendo que eres tú quien dicta las leyes, y que todo aquello que sepas y proclames así debe de ser. Esto es lo que se llama la ley de uno. Yo te digo: tú sabes todo lo que hay por saber y puedes tener todo lo que desees. En este momento de saber, simplemente no te has dado cuenta de esa verdad. Saber abre la puerta a ese entendimiento. Activa otra parte de tu cerebro para que el pensamiento pueda convertirse en una realidad manifestada. Entonces, cuando la experiencia de tu pensamiento ilimitado se manifiesta, esto solidifica en la parte de tu cerebro donde habita el ego la comprensión de que el saber funciona, lo que te da fuerza para ir un paso mas allá y alcanzar un pensamiento incluso mas ilimitado.
Si yo pudiera quitarte todas tus palabras salvo unas pocas y escogidas, estas serian: “yo ahora sé. Yo soy absoluto. Yo soy completo. Yo soy Dios. Yo soy”. Si no existiera mas que estas palabras, ya no estarías limitado a este plano.

¿Cuánto mejor es para tì saber, que creer o suponer? ¿Cuánto mejor es para ti saber, que un “a lo mejor”? ¿Cuánto mejor para tì saber, que no saber? Se requieren los mismos procesos de pensamiento, la misma energìa, la misma expresión facial y movimiento del cuerpo para saber, que para no saber.
Sabe. Simplemente sabe: “yo sé que esto ocurrirá. Yo sé que soy Dios. Yo sé que soy feliz. Yo se que yo soy”. Sabe, sabe, sabe. Eso es todo lo que hace falta. Sabe siempre. Si dices que no sabes, que no puedes, nunca lo harás. Di que sabes ahora. Entonces lo sabrás todo.
¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y Jesús de Nazareth? Que el sabia que era y sabe todavía que es un Dios ilimitado, y tú no. Esa es la única diferencia. Por eso decía Jesús: “Mi padre y yo somos uno”, y tú tienes que darte cuenta de ello. Tu sociedad dice que tu no eres, pero ellos que saben. Ellos se entierran así mismos todos los días. Para volver al ser de pensamiento puro, debes dominar el ego alterado, la porción razonante de tu cerebro orientada a vivir y sobrevivir en la materia. El ego alterado es aquel que percibe de acuerdo con la ilusión del tiempo, la distancia y la separación. Es aquel que divide y juzga al pensamiento puro.

Un pensamiento puro puede llegar hasta cualquiera de vosotros, pero rápidamente determinas si es bueno o malo, si deberías o no hacerlo, si es posible o imposible real o imaginario, razonable o irracional. Cada vez que juzgas tu pensamiento dividiéndolo en positivo y negativo, lo alteras hasta convertirlo en un valor de frecuencia mas bajo. El saber interior no juzga ninguna cosa. Cuando tú sabes, nunca reflexionas si un pensamiento es verdadero o correcto. Todos los pensamientos son correctos y verdaderos. El saber no sopesa ni valora el pensamiento, permite que el pensamiento sea un ser, permite que tus procesos de pensamiento existan sin interrupción o intercepción.

Para ver otro plano, oír un sonido más delicado, o volverlo más ligero que tu peso, todo lo que tienes que hacer es saber que son realidades y permitir entonces que ese saber interior sea experimentado en tu cuerpo. Eso es todo lo que tienes que hacer. Si no crees que son reales, el “no creer” es un juicio que impide que tu cerebro se agrande. De este modo, todo ese saber que viene continuamente a cada momento a través de tu espíritu rebota en tu cerebro y regresa nuevamente a la mente del Padre. Entonces lo único que recibes es aquello que te mantiene seguro en este plano y te limita a el .
Cuando desees desde el Señor Dios de tu ser poseer saber interior ilimitado, debes permitir que todos los pensamientos entren en la conciencia de tu cerebro, sin ser alterados por juicio alguno, para que puedan ser totalmente experimentados en tu cuerpo. A través de ese permiso consciente del ego alterado (que da credibilidad a tus deseos) la pituitaria activa otra parte de tu cerebro para recibir entendimiento ilimitado.
¿Qué es lo que te ha permitido recibir un pensamiento ilimitado de creatividad sacado –de la nada- cuando lo has querido? Simplemente permitiste que entrara en tu saber interior. Eso es todo lo que hiciste. El estuvo allí todo el tiempo, esperando a que tú lo llamaras y le permitieras entrar en tu receptor. Y cuanto menos atrapados en el juicio y el pensamiento alterado estén en tus procesos de pensamiento, mas fácil será que los pensamientos de la mente de Dios entren en la unidad receptora de tu cerebro.
Bendito sea tu ser.

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