Todos los seres humanos somos seres naturales. Los elementos que componen nuestro cuerpo (carne, sangre y huesos) vienen de la tierra sobre la cual pisamos. De la naturaleza venimos y a la naturaleza iremos, pero ¿Cuántas personas recuerdan nuestra herencia natural? Las formas de vida moderna y “Desnaturalizada” son la causa principal de la obesidad, esquizofrenia, cáncer, diabetes, gota y muchos otros trastornos físicos y mentales.
Los índices mas elevados de crìmen, enfermedades, trastornos mentales, abuso de drogas, alcoholismo, contaminación, etc. Se encuentran en el interior de las ciudades, pues ahí no se encuentran árboles, plantas, pájaros o vida silvestre de ningún tipo. En algunos lugares, aun la luz solar apenas si se filtra entre los edificios. ¿Podríamos esperar menos de este ambiente tan malsano e inestable?
Donde quiera que vayamos estamos amenazados por contaminantes de todo tipo y de muchas fuentes. El aire y el agua contaminados, así como el ruido ensordecedor, están ahogando nuestros pulmones, nuestros ojos, nuestros riñones y nuestros oídos.
La ciencia nos asegura que tenemos mercurio en nuestros cerebros, plomo y monóxido de carbono en nuestros pulmones, DDT y otros productos químicos en nuestros hígados y la lista sigue indefinidamente. No debe extrañarnos entonces que suframos constantemente verdaderas epidemias de padecimientos degenerativos crónicos y muertes prematuras.
Los problemas actuales parecen estar fuera de control humano. No obstante, existe una manera de salir de ellos, esa manera comienza en uno mismo cambiando su estilo de vida antinatural, por una búsqueda del contacto con la naturaleza.
La identificación con la naturaleza consiste en aprender a convertirnos en un elemento en armonía con todas las formas de vida en este planeta. Lograr esta armonía con la naturaleza es lo que proporciona equilibrio a nuestras vidas. Cuando decidimos marchar juntos con la naturaleza, todo es posible, porque dentro de sus sencillas leyes están ocultos los secretos mas poderosos, hasta ahora conocidos para la ciencia.
La salud de un país o del mundo comienza con el individuo. Si vive en la ciudad cultive plantas a su alrededor, aun dentro de su hogar cultive alimentos (germinados) para alimentar a su familia.
Las plantas verdes creciendo a su alrededor le brindan protección de las tensiones de la vida en la ciudad y producen valioso oxígeno que es esencial para una buena salud. Las pequeñas plantas verdes y los germinados cultivados como alimento, suministran la sana clorofila, oxígeno líquido y nutrientes vivos para el cuerpo. Trabajar la tierra todos los días es un buen método de meditación con el que se aprende más de la vida, que lo que se aprende de los libros.
Al igual que los niños, las plantas y los germinados responden al amor y a la energía que uno des dà. En solo cinco días usted puede suministrar a su familia germinados, verduras y hierbas frescas, nutritivas y sabrosas de su jardín interior. Convierta su cocina hoy mismo en un proveedor de energía de alimentos frescos, de donde el amor y la armonía que usted transmite, se reflejarán en la vida verde que prospera a su alrededor.
* LA SEMILLA DE LA VIDA: Orìgen de los germinados.
Una semilla es la misma esencia de la vida y un almacenamiento de energía concentrada y de nutrientes. Su valor se mantiene íntegro esperando un ambiente adecuado para comenzar a crecer; cuando llegan estas condiciones de temperatura, oxígeno y humedad apropiados, comienza el milagro. Un precioso flujo de energía es liberado y ocurren cambios químicos naturales; los almidones se convierten en azúcares simples, las proteínas se convierten en aminoácidos, los aceites se vuelven compuestos solubles y se generan otras vitaminas. Y todos son nutrientes que su organismo puede digerir fácilmente.
Al crecer el germinado, la actividad de las enzimas alcanza su nivel máximo en un lapso de dos a siete días. Las enzimas son sustancias que activan y regulan todos los procesos químicos en nuestros cuerpos y de esta manera producen “la química de la vida”.
Los índices mas elevados de crìmen, enfermedades, trastornos mentales, abuso de drogas, alcoholismo, contaminación, etc. Se encuentran en el interior de las ciudades, pues ahí no se encuentran árboles, plantas, pájaros o vida silvestre de ningún tipo. En algunos lugares, aun la luz solar apenas si se filtra entre los edificios. ¿Podríamos esperar menos de este ambiente tan malsano e inestable?
Donde quiera que vayamos estamos amenazados por contaminantes de todo tipo y de muchas fuentes. El aire y el agua contaminados, así como el ruido ensordecedor, están ahogando nuestros pulmones, nuestros ojos, nuestros riñones y nuestros oídos.
La ciencia nos asegura que tenemos mercurio en nuestros cerebros, plomo y monóxido de carbono en nuestros pulmones, DDT y otros productos químicos en nuestros hígados y la lista sigue indefinidamente. No debe extrañarnos entonces que suframos constantemente verdaderas epidemias de padecimientos degenerativos crónicos y muertes prematuras.
Los problemas actuales parecen estar fuera de control humano. No obstante, existe una manera de salir de ellos, esa manera comienza en uno mismo cambiando su estilo de vida antinatural, por una búsqueda del contacto con la naturaleza.
La identificación con la naturaleza consiste en aprender a convertirnos en un elemento en armonía con todas las formas de vida en este planeta. Lograr esta armonía con la naturaleza es lo que proporciona equilibrio a nuestras vidas. Cuando decidimos marchar juntos con la naturaleza, todo es posible, porque dentro de sus sencillas leyes están ocultos los secretos mas poderosos, hasta ahora conocidos para la ciencia.
La salud de un país o del mundo comienza con el individuo. Si vive en la ciudad cultive plantas a su alrededor, aun dentro de su hogar cultive alimentos (germinados) para alimentar a su familia.
Las plantas verdes creciendo a su alrededor le brindan protección de las tensiones de la vida en la ciudad y producen valioso oxígeno que es esencial para una buena salud. Las pequeñas plantas verdes y los germinados cultivados como alimento, suministran la sana clorofila, oxígeno líquido y nutrientes vivos para el cuerpo. Trabajar la tierra todos los días es un buen método de meditación con el que se aprende más de la vida, que lo que se aprende de los libros.
Al igual que los niños, las plantas y los germinados responden al amor y a la energía que uno des dà. En solo cinco días usted puede suministrar a su familia germinados, verduras y hierbas frescas, nutritivas y sabrosas de su jardín interior. Convierta su cocina hoy mismo en un proveedor de energía de alimentos frescos, de donde el amor y la armonía que usted transmite, se reflejarán en la vida verde que prospera a su alrededor.
* LA SEMILLA DE LA VIDA: Orìgen de los germinados.
Una semilla es la misma esencia de la vida y un almacenamiento de energía concentrada y de nutrientes. Su valor se mantiene íntegro esperando un ambiente adecuado para comenzar a crecer; cuando llegan estas condiciones de temperatura, oxígeno y humedad apropiados, comienza el milagro. Un precioso flujo de energía es liberado y ocurren cambios químicos naturales; los almidones se convierten en azúcares simples, las proteínas se convierten en aminoácidos, los aceites se vuelven compuestos solubles y se generan otras vitaminas. Y todos son nutrientes que su organismo puede digerir fácilmente.
Al crecer el germinado, la actividad de las enzimas alcanza su nivel máximo en un lapso de dos a siete días. Las enzimas son sustancias que activan y regulan todos los procesos químicos en nuestros cuerpos y de esta manera producen “la química de la vida”.
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